Trabajemos desde niños la capacidad de hablar y escuchar y desenvolvernos delante de otras personas.
Mi hijo me mostraba hoy satisfecho una presentación en Power Point que ha tenido que elaborar durante las vacaciones de Navidad para exponerla en clase.
Sabe que voy a ser muy crítica con él. Me conoce muy bien y aun así, no ha perdido en ningún momento su sonrisa de satisfacción. Creo que esta vez mi exigencia hasta le ha servido de estímulo, no porque quiera agradar a su madre, sino porque por fin creo que ha entendido que su trabajo ha de aportar valor. Es más, hasta diría por su cara que lo ha disfrutado.
Más allá del resultado, más que aceptable, percibo un gran trabajo detrás. A juzgar por el contenido, diría incluso que ha dedicado bastante tiempo a reflexionar sobre qué decir y cómo atraer la atención de su público, en este caso, sus compañeros de clase y su profesor. No se ha limitado a contar lo de siempre. Es un buen trabajo.
Si os cuento esto es porque tengo deformación profesional, claro está y porque aplico mi profesión a otros muchos ámbitos de mi vida, inevitablemente. Pero también y sobre todo, porque entiendo que se torna más necesario que nunca desarrollar desde pequeños habilidades de comunicación que nos permitan:
- Desarrollar un discurso adecuado y una argumentación lógica: saber qué queremos decir, cómo y a quién.
- Atraer la atención de nuestro interlocutor.
- Saber escuchar, respetando los tiempos y las opiniones de los demás.
- Extraer lo esencial, siendo concretos y directos, dejando poco espacio a las divagaciones y ambigüedades.
- Saber el valor de las palabras exactas.
- Saber que los silencios también comunican.
- Descubrir que los gestos y las miradas dicen tanto o más que las palabras.
- Huir de las etiquetas y prejuicios.
- No hablar en términos absolutos.
- Saber que la crítica, si es constructiva, es mucho mejor.
Es fundamental que trabajemos desde pequeños la capacidad de poder hablar y escuchar y desenvolvernos delante de otras personas, ya bien sea en el ámbito educativo, como en el profesional o el personal. Es algo que nos va a acompañar siempre.
Mientras no exista una asignatura como tal en las aulas, abogo por que haya espacios en casa o en la escuela que favorezcan esas situaciones comunicativas; por propiciar charlas o intervenciones espontáneas sobre lo cotidiano si quieres, para que se vayan familiarizando y no sientan la presión de hablar en público; por plantear debates en torno a temas de actualidad que le interesen a ellos, como las redes sociales, por ejemplo, donde desarrollen también la escucha activa y la empatía.
Es tan importante saber comunicarnos… Ellos, los pequeños, en su ámbito; nosotros, en el nuestro: en la empresa, en nuestro trabajo, con los clientes, con la pareja, con los hijos… Entrenémonos. Si no lo hemos hecho desde pequeños, hagámoslo ahora y así aprenderemos a expresar nuestro mensaje claramente, con convicción, y con empatía hacia nuestros interlocutores.
Paola Luna – Directora Hablo de Ti Comunicación