Según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, 6 de cada 10 españoles consultan Google para informarse sobre temas de salud.
Muchos médicos son conscientes, ahora sí, de que deben estar en la red. Están observando que la relación médico-paciente ha cambiado, que existen nuevas formas de comunicación y que han dejado de ser, en muchos casos, la principal fuente de información para los pacientes y que rivalizan con un supuesto entendido “Dr. Google” al que, sin embargo, aquéllos no cuestionan.
Se estima que el 60,5% de los internautas españoles consultan sobre su salud en internet. El 31,5% lo hacen antes de acudir a una consulta médica, y el 45,8% antes y después, para contrastar la información que reciben de forma presencial. Y el 41% afirma que las redes sociales influyen a la hora de escoger un centro médico u otro.
Son datos que evidencian una realidad a la que no debemos dar la espalda. Los médicos están viendo de primera mano cómo la desinformación está afectando a sus pacientes, motivo por el cual muchos se han lanzado a compartir sus conocimientos más allá de la consulta, usando las redes sociales como “amplificador” de una información de rigor para combatirla.
Esta tendencia se ha acelerado con la pandemia, afortunadamente. Y es que tres de cada cuatro noticias falsas han estado relacionadas con la salud. Muchos médicos se han convertido en verdaderos influyentes con una lista considerable de seguidores porque, además de proporcionar un contenido útil y de valor, han sabido conectar con las personas haciéndolo de una forma atractiva, adaptándose al lenguaje de todos y simplificando lo complejo.
Pero así como muchos se han lanzado ya y cosechan éxitos y seguidores, muchos otros sienten aún el recelo propio del desconocimiento. Recelo que entiendo y me parece hasta necesario puesto que las redes sociales son en sí una muy buena herramienta pero hay que saber usarla.
En este sentido, cuando los médicos me piden asesoramiento, yo siempre comienzo preguntándoles por qué quieren estar y cuál es su objetivo. Responder a esta pregunta es un primer paso ineludible porque además de marcar el camino a seguir, les ayuda a madurar esa primera decisión y ver si realmente es “porque todos lo hacen” o por otro motivo diríamos un poco más consistente.
También deben saber a quiénes quieren dirigirse (pacientes, profesionales sanitarios, sociedades, asociaciones de pacientes, etc.) para decidir la red social que mejor se adapte a ellos, así como el lenguaje y tono a emplear. Y entender que como su nombre indica, las redes sociales son eso, sociales. Hablamos de “comunidades” y de escuchar y conversar. Debemos escuchar mucho, responder a las anotaciones que puedan hacernos, a los agradecimientos y por supuesto, a los comentarios negativos, respondiendo siempre y como se espera de nosotros, profesional y educadamente. Si pensamos en que algunas de esas críticas pueden ser una oportunidad de mejora, bienvenidas sean.
Muchos médicos entienden las redes como fuente de conflicto y por eso mismo, deciden no estar. Mi experiencia me dice que no es así en absoluto, siempre y cuando seamos profesionales, coherentes y asertivos. Y conozcamos la red social en cuestión. Hay que entender el ecosistema social y ponerse – si es necesario y en muchos casos lo es – en manos de profesionales.
Otro aspecto importante: las redes sociales exigen continuidad y constancia. Solo así mantendremos el interés. Y para ello, un instrumento muy efectivo es planificar unos contenidos (preferentemente, alojados en un blog o página web) con lo que organicemos diaria, semanal, quincenal o mensualmente nuestras publicaciones. Va a depender del tiempo de cada uno pero lo que sí es evidente es que cuanto más publiquemos, más visibilidad tendremos y mejor posicionamiento.
En este sentido, siempre les digo que piensen bien qué y cómo comunicar para atraer. ¿Qué hay de ellos y de lo que puedan contarnos que llame nuestra atención, que destaque por encima de “todo el ruido” al que estamos expuestos?… Siendo coherentes con lo que somos y sabemos, marcando nuestro propio estilo (siendo coherentes con el manual de estilo de la marca para la que trabajemos, si es el caso), comunicando de forma sencilla y poniéndonos en el lugar de los pacientes, será algo más fácil poder llegar a estar en su mente cuando vayan a hacer una búsqueda relacionada con la salud, vayan a tomar una decisión en cuanto a su salud o vayan a elegir un centro médico u otro.
No olvidemos que el posicionamiento se consigue comunicando de forma constante y coherente nuestra diferencia.
Paola Luna
Directora Hablo de Ti Comunicación